Todo es tan curioso como sentarse en la playa y dejar que lo que te rodea sea quien coja las riendas de tus emociones... todo cuanto sucede a nuestro alrededor esta en continuo movimiento y no incidimos en nada, pero si incide en nosotros aunque no queramos. Me maravillo por el vuelo de una gaviota. Me enternezco viendo como los niños juegan con la arena y el mar. Me obligo a cerrar los ojos cuando miro al cielo y dejo que me atraviese su gratificante energía. Me molesto por la arena húmeda que enfría mis dedos y que no se despega de mi piel y eso evita que me pueda rascar un ojo o porque el viento se ha levantado y me tengo que cubrir con unas gafas de sol. Sigo sentada en la playa las olas con su ir y venir me relajan, pero la música que suena de un móvil me distorsiona en mi reencontrada paz, alguien aparece y se pone justo delante de mi dulce e idílica panorámica natural...yo sigo en mi mismo sitio sin moverme, sola, sin hablar...pero no puedo evitar ser engullida...la vida es así te atrapa y te reboza de emociones buscadas, encontradas o te atraca y te obliga a compartir las acciones sin tu haber deseado nada...y me pregunto...¿cuantas veces no influyo en las personas para lo bueno y para lo malo?...¿cuantas veces no me he comido los marrones que otros han iniciado sin que nos conozcamos y cuantas veces no provoco que alguien se coma los míos? que poca conciencia tengo de lo muy entrelazada que me tiene la vida con el ir y venir de todo cuanto me rodea...así que tengo claro, que sobre lo que no tengo control tengo que aprender a dejar que pase pero sobre lo que si controlo...tengo que cuidar que me produzca equilibrio en mis sentir y mi forma de vivir...y lo demás es compartir...un beso
Anna
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