Arrugar un papel resulta
muy fácil
Lo dejas tirado en
cualquier rincón.
Dentro de un cajón.
O tal vez, lo añades al montón.
Lo reciclas y con lo
escrito…
Ahí se produce un parón.
Sensaciones, emociones
escritas
qué se suman en líneas
qué se emborronan
por lagrimas saladas
Cuesta decir…
Cuesta describir…
¡El dolor!.
Buscamos la forma, es
urgente borrar
esas palabras que dañan con
solo pensar.
Nos incomodan, nos
agobian
pero se quedan rebeldes
disfrazadas de ecos locos
rebotando por el
pensamiento.
Aprendí a sujetarlas con
tinta
a colocarlas de corrillo
en una hoja blanca.
Las repaso una y otra vez
hasta dejar bien tintado
el papel.
¡Y con suerte!
llega la satisfacción…
La gran reflexión que emerge
Llenando de luz a la
mente.
Entregar el alma con
dignidad
es un regalo que se
saborea
con el paso del tiempo.
Aprender no es fácil
deja pequeñas muescas.
Pero así se ganan las
medallas
que engrandecen a la
humanidad.
Invisibles, pero vitales.
Dulces cuando se
comprenden.
Satisfactorias huellas
cuando ayudan a dar un
paso más.
Obsesivas repeticiones
si con ellas, se ponen
zancadillas.
Anna B. Pellicer
poema con voz si se va al enlace
https://youtu.be/0rZa8V_O7-A
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