18 de febrero de 2013

CARTA A LA VIDA...


Hoy escribo una carta
a la vida...
Sé que nunca subiré al Everest
ni bajaré a las profundidades marinas
Sé que algún día
 haré cosquillas a las nubes
cuando con un globo
las cruce.
Y que me embobaré
cuando llegué el otoño.
Sé que al lado del mar
mi corazón sigue el ritmo
que marcará la ola
Y que el perfume de las flores
me atrapará de tal manera
que mi alma volverá a jugar
con mi pensamiento
y lo engalanará de cuentos
e historias bellas.
Sé que una sonrisa
me transforma
y que los colores
del universo
me embelesan
Sé que no me comprenden
pero no necesito más.
Las relaciones
se tornan complejas
intentando encontrarnos
vivimos en eternos laberintos
de múltiples pisos.
Buscamos respuestas
encajonandolas en nuestras ideas
y nos creemos dioses
por añadir la denominación
en una etiqueta.
Se perdieron las dotes de observación
la paciencia y el reposo.
Todo quedo mecanizado
con reminiscencias
de antaño.
Quizás creamos
que todo lo tenemos controlado
quizás pensemos
que somos
el eslabón más avanzado.
Pero dejamos marchitar
lentamente la existencia
de nuestro ser
y nos sentamos conformados
narcotizados e hipnotizados.
Somos 
 supervivientes adaptados
a un cuatro por cuatro
etiquetando
etiquetando
etiquetando.
No sigo este no existir
no comprendo porque
de tanto encierro.
De tanta libertad
controlada.
El paso de los meses
cada treinta días a cobrar
y a rezar dando las gracias.
¿Cuando hipotecamos
la vida?.
¿Cuando la mal vendimos?
Cuantas preguntas
que nadie se hace,
porque hablar del hablar
parece mas interesante.
Se mira tan lejos
de donde tenemos los pies
y yo que me conformo
con la verde  hierbecita
que  rodea los míos.
Soy simple
tan simple
que solo con un roce
que me regale el viento
puedo irme muy lejos.
No me conformo
con las sobras
porque la vida es plenitud
y amo hasta la sombra
que a veces se aleja.
Cuando me pierdo
siempre acabo en el mismo lugar
me siento al borde de tu abismo
miro al horizonte
me fundo con el universo
el mar
la vida
y veo que hay alguien más
todo esta bien
todo en su sitio
y yo también.
Gracias por
seguir impregnado
mi esencia
de lo más vital
Una vida sin destilar.
                                         
                                   Anna B.Pellicer






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