Mi universo material es tan pequeño como mi visión diaria de la vida. Trabajo en una recepción de hotel, mi horario es nocturno por lo que básicamente mis horas se llenan con la información de una pantalla de ordenador. Y mi imaginación se escapa en busca de posibilidades por un enorme acristalado. Un arbolito que está creciendo me divide la calle entre el este y el oeste. Solo la presencia de los clientes regresando de sus salidas nocturnas o de los nuevos que aterrizan en la recepción, hacen que el tiempo adquiera dimensión y la vida; mí vida; color. Toda la información que desprenden sus andares, gestos y miradas, se suman a las preguntas…muchas preguntas que me predisponen para saber cómo cubrir sus expectativas. Por cada respuesta a su curiosidad, tengo la sensación que poseo la llave que abre esa parte adormecida donde se esconde la ilusión del niño con zapatitos nuevos. Y esa capacidad de narración me hace amar más mi tierra, por revivir historias que originaron hermosas arquitecturas y dulces tradiciones. Los folletos con todas las explicaciones, les dan el billete para que sepan a la mañana siguiente que nada de lo que oyeron la noche anterior fue un sueño. Lo más divertido es cuando volvemos a coincidir en mi nocturno turno y me transmiten con su mirada, con sus muecas, y su corto vocabulario todas las emociones que intentan enlatar en una imagen. Y en ese justo momento yo me cobro esa entrega de energía, preguntándoles sobre su país, sus tradiciones, sus costumbres. Y entonces se produce la magia y mi alma navega por continentes perdidos, por rincones olvidados, por calles desconocidas, saboreando imaginarios platos tradicionales y dulces caseros.
A veces si la noche es muy tranquila cuelgo el cartelito de “no estoy lejos” y permito que mi mente se escape entre las ramas de mi joven arbolito para salir en busca de las posibilidades que tendría si me decidiera a ser cliente de cualquier otra recepción de hotel.
Y mi mundo emocional se amplía sin salir de mi limitado espacio laboral y eso me da que pensar en lo hermoso que es compartir vivencias, porque entonces se abre una nueva agenda donde la realidad de la vida es una cocina con vistas al universo, y despertarse cada mañana sabiendo que queda mucho por descubrir, hace que las paredes desaparezcan y en su lugar emerjan espacios abiertos y repletos de posibles conocimientos.
-Hello ... Miss ... sorry ... hear me
-Si, Yes, sorry ... I was distracted
Unos hermosos ojos verdes me devolvieron a la realidad de una nueva posibilidad. Quizás en esta ocasión la mejor opción sea que yo le enseñe los rincones mágicos de mi ciudad.
Anna
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