Nos venden mentiras
En forma de derechos.
Son unos trileros que nos susurran
¡No pierdas de vista la bolita!
¡Anda! otra cuenta
En algún paraíso fiscal.
¡Leñe! Ni los champiñones
van tan rápidos.
Nos frenan con palabras
que si la ley,
que si la democracia,
Pero nos vuelve a meter
en un ciclo más corto
de lavado integral.
Nos frenan con legalidad
Con leyes vacías
¡Coño!, si ya tienen
Bien estudiada la salida.
Nos fiamos de una pose
De un saber estar.
Mientras nos enredan entre
La derecha, la izquierda
y quien se apunta
de más.
Andamos perdidos mirando
Lo que no debemos mirar.
¡A los ojos! ¡ahí de frente!
¡Con la exigencia del derecho!
Pero consiguen que creamos
Que tenemos que decidir
¿El qué?
¡Quien nos tiene que ordeñar!
¡Vergüenza!
¡Mi mano derecha necesita de la izquierda!
¡Mi cerebro hasta tiene dos hemisferios!
Y que os cuento si he de escoger
Entre el dulce o el salado...
¡No soy una opción!
¡Soy una unión!
Un abanico de sensaciones
Planteamientos
Que quiero realizar
Y busco lo mejor de lo que encuentro
Porque me llena la vida
Me llena el corazón.
No, no quiero ser una mitad de nadie
ni la mitad de un pensamiento
ni la mitad de una sensación
ni mendigar a nadie
sea de la derecha o de la izquierda
o al que se apunta de más...
el derecho a sentir
a crecer y a vivir.
Que no nos cieguen
Que no nos repartan
La única cola que es única
Se llama paro
Se llama tristeza
Se llama soledad
Se dice vacio
Nada
Y eso
No tiene partido
No tiene democracia
No tiene nada más que
Mendicidad.
Anna B. Pellicer