17 de septiembre de 2014

VITAL




Levantamos muros,
barreras a nuestro alrededor
 ¿nos perdemos? o quizás 
 nos escondemos en ellos.
Las palabras nos aplastan,
las frustraciones son espejismos
que reflejan nuestros gritos...
Y arrastramos una pesada carga
llamada ignorancia
disfrazada de arrogancia.
La búsqueda se vuelve árida
por no afianzar unos valores
que ponemos en exposición
esperando que los compren
los más pobres de corazón.
Los pensamientos se enturbian
todos ponen su dedo para rebañar 
y nos vacían de intenciones.
¿Lo peor? Las cuestionables irrealidades.
Nos sirven de excusa para tirar la toalla
para ser víctimas de nuestro victimismo.
Y tropezamos con excusas
despertamos con recortes.
Respiramos con temor
Y así aparcamos un día
¿Y al otro?...¡También!
Añoramos rozar con el dedo
ese dibujo que reseguimos
desde nuestra alejada ventana.
Una intención no sirve de nada
 si no anhelamos sentir el camino.
 Si no usamos nuestra energía
para provocar la sinergia,
 que nos motive a romper
con un caducado proceder


                                       Anna B. Pellicer

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