Pequeñeces que a veces
se nos escapa del presente
y aparecen esparcidas
en las esquinas del pasado.
¿A escondidas?
no les hace falta
se camuflan
juegan
con nuestras emociones.
Las repetimos
como la letra
de cualquier canción.
Los rasguños
siempre duelen
en el mismo costado.
Y las alegrías
nos llevan de la mano
con un falso colocón.
¿Porqué cuesta tanto
no tropezar?
¡No repetir reacciones!
¿No vemos cómo
se amontonan?.
Cuan frágiles somos,
buscamos guías,
alguien que
nos coja la mano,
nos coja la mano,
que comprenda,
que cure
nuestra dolorida alma.
No comprendemos
que la alegría
no siempre es
la mejor compañía.
Los miedos.
Los egos
llenan de dudas.
La soledad
esa fina capa
que nos separa
de la felicidad,
siega el sentido
a un camino
sin destino.
¡Compartir!
La palabra con
clave de sol
¡Escucharnos!
Aprender a mirarnos
con amor,
es un camino
para romper con fuerza
esos moldes caducados
donde se almacenan
las repeticiones
de todos nuestros ensayos.
Anna B. Pellicer
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