8 de abril de 2011

LA IMPORTANCIA DE LOS DETALLES


Hoy deseaba poner un punto divertido a mí escrito...y me he quedado algo bloqueada. Durante un largo rato me han pasado por el pensamiento multitud de imágenes, emociones y sensaciones.  Pero ninguna me servia cuando la quería  trasladarlas al papel. Hummmm. Así que me he plantado fuera del tiesto. Le he dado al bolígrafo libertad para que jugara con la hoja, para que diera color a ese papel tan sugerente. Desde muy pequeña que me cuesta horrores no caer rendida al gustazo de emborronar una blanca hoja de papel. Empezar despacito por una esquina y seguir lentamente trazando surcos, deslizar suavemente el lápiz, presionando, ampliando el trazo, creando sombras, unir un dibujo con otro.  Esa  gratificante sensación la he trasladado a cuando escribo.  Si el bolígrafo se desliza por la hoja con cierto armonía. ¡Guau! es increíblemente aditivo. Ese placer se pierde cuando se escribe con ordenador aunque se gana en efectividad y economía. Me he criado en una imprenta y supongo que la parte más barroca de la creación literaria ha cimentado mis pensamientos. Bueno a lo que iba, la importancia de los detalles... ¿Verdad que un GONG no es lo mismo que un TOLONG? El primero es relajante, expansiona el pensamiento, y el TOLONG TOLONG es imperativo, llama la atención, se repite dos veces. Estaba pensando que ocurriría si en vez de dar doce campanadas, se dieran doce gong's. La verdad a vosotr@s no se si os pasa pero a mí con solo pensarlo se relaja mi alma...por lo que seguro que en vez de ser una molestia en los pueblos donde aún funciona el campanario caerían todos rendiditos al relax más absoluto. Y eso se traduciría en personas más sonrientes al día siguiente. ¿Pero alguien se imagina un Gong en lo alto de un campanario?
                                                                 Anna B. Pellicer

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