Momento cumbre: el encuentro entre Sant Jordi y el dragón.
Escena visual:
Princesa con vestido de muchos lacitos. Ojos y boca abiertos en su máxima expresión. Dragón que se interpone entre ella y su salvador con una mirada totalmente desconcertada por lo que veía más allá de la gallarda figura de su contrincante. Sant Jordi totalmente concentrado en la búsqueda de los puntos vitales de su objetivo “el dragón”. Por eso se percato rápidamente que el susodicho animal no estaba por la labor, viendo así la oportunidad que la vida le regalaba para asestarle una certera estocada letal.
Comentario narradora:
Lo que no se había percatado el heroico caballero es que iba a ser inmortalizado justo en el momento en que su gran hazaña daría pie a una fiesta celebrada años y años. El “CÓMO” ocurriría ese detalle fue por una travesura del destino que hizo que casualmente se abriera una puerta dimensional entre el pasado y el presente…
El otro escenario:
Línea 5 del metro de Barcelona…vagón repleto de turistas orientales que visitaban la ciudad. Acababan de pasear por la rambla de Barcelona viendo los tenderetes y paradas cubiertas de libros, las rosas sobre todo rojas pero también con una amplio abanico de colores llenaban el ambiente de un floral y colorido escenario. Todos llevaban un libro, una rosa, y su cámara fotográfica pegadita al cuello; con una estudiada sincronía digital no perdían detalle. Su guía turística que llevaba un amplio paraguas a topos rojos para no desentonar pero a la vez para hacerse ver por sus pupilos. Los había recogido y dirigido al metro para seguir su tour hasta el templo de la sagrada familia…lo que nunca hubiera creído que ella y su grupo iban a ser los co-protagonistas del principio de una bella tradición.
Es hora de sumar escenarios…Momento estelar:
La agilidad de una mano que porta una letal espada se hace paso hacía un desconcertado dragón que observa como por detrás de ese pequeño ser aparece una luminosa burbuja por donde asoma una andrómina con múltiples lucecitas encendiéndose y apagándose, deslumbrándolo, evitando así que pudiera esquivar la torpe estocada con la que se le traspasa el corazón…la sonrisa de victoria del caballero queda desdibujada cuando que se ve de repente sorprendido y atacado por la retaguardia con un montón de rosas. No entendía de como se había producido aquel milagro…pero cogiendo una roja como la sangre se arrodillo delante de una princesa que no conseguía balbucear palabra y que solo se atrevió a mantener el brazo extendido señalando con un dedo hacia el exterior de la cueva.
El metro llego a la parada de la sagrada familia; de uno de los vagones salieron todo un grupo de alucinados turistas con sus cámaras repletas de fotos…ninguno llevaba ni una rosa pero si la certeza de que iban hacer historia.
Y yo ahora me pregunto ¿Que fue antes el huevo o la gallina?
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